Cuando una persona decide poner en marcha una actividad empresarial en primer lugar, debe valorar si reúne las capacidades y habilidades para ser emprendedor/a. Debe autodiagnosticarse para comprobar si reúne el perfil necesario y en su caso detectar las carencias para mejorarlo.
En segundo lugar, para poner en marcha una empresa, es necesario tener una 'buena idea' y convertirla en realidad.